
Con casi tres décadas de trayectoria en la industria minera, un equipo de expertos de Geoblast se trasladó hasta las instalaciones de Minera Santa Cruz, en las cercanías de Comodoro Rivadavia, Argentina, para llevar adelante un nuevo proyecto: una asesoría estratégica en su proceso de Perforación y Voladura (P&V). El objetivo es revisar, actualizar e incorporar prácticas de excelencia que apunten a un mayor control de daño, una fragmentación más eficiente y una reducción sostenida de los costos operativos.
Nuestro equipo está representado por Carlos Troncoso, subgerente técnico, René Parra, consultor senior, Felipe Ramírez, asesor experto, y los ingenieros P&V Juan Vallejos y Danny Calderón.
La operación, que se extenderá hasta noviembre de 2025, contempla una intervención integral. Primero, se realizará un diagnóstico exhaustivo del estado actual del proceso mediante visitas técnicas y análisis de campo. Luego, se implementarán mejoras en el diseño, ejecución y control de las operaciones de P&V. Finalmente, se establecerán protocolos operativos que aseguren consistencia y calidad en cada etapa del desarrollo y producción subterránea.
Este esfuerzo cobra especial relevancia en el contexto de la Mina San José, una operación subterránea clave en el mapa minero argentino. Localizada en la provincia de Santa Cruz, a unos 20 kilómetros al norte de Cerro Negro (operada por Newmont), la mina forma parte del estratégico Macizo del Deseado, una de las zonas de mayor potencial geológico del país.
San José es gestionada de manera conjunta por McEwen Mining (49%) y Hochschild Mining (51%), dos compañías con sólida experiencia en el rubro. Desde su puesta en marcha a comienzos de los años 2000, la operación ha sido objeto de un sostenido esfuerzo de exploración y desarrollo, posicionándose como un yacimiento esencial para la producción de oro y plata en Argentina.
Además de su relevancia productiva, la mina destaca por su moderna infraestructura subterránea y por cumplir con altos estándares internacionales de seguridad y sostenibilidad. Su ubicación —a 1.750 kilómetros de Buenos Aires y a 350 de Comodoro Rivadavia— representa también un desafío logístico no menor, característico de muchas operaciones en la Patagonia. En ese contexto, la coordinación entre equipos técnicos y operativos se vuelve fundamental para alcanzar los objetivos trazados.